En un mundo de inestabilidad financiera, urgencia climática, agitación geopolítica y creciente desigualdad socioeconómica, la importancia de la educación financiera es más crucial que nunca. Las tendencias mundiales -desde las monedas digitales a las inversiones ESG, pasando por las crisis inflacionistas y el aumento de la deuda pública- exigen a los ciudadanos, especialmente a las generaciones más jóvenes, una sólida comprensión económica y capacidad para tomar decisiones.

Según el Informe 2023 de la OCDE sobre conocimientos financieros globales, menos del 30 % de los estudiantes de los países desarrollados demuestran una sólida comprensión de conceptos financieros básicos como el interés, la inflación y los balances. Estas cifras ponen de manifiesto una brecha sistémica en la educación, que corre el riesgo de amplificar las desigualdades e impedir que los jóvenes se conviertan en agentes económicos activos y responsables.

La educación financiera no consiste únicamente en gestionar el dinero: se trata de proporcionar a los individuos las herramientas para interpretar el mundo, tomar decisiones responsables y comprender las consecuencias de las acciones económicas a escala personal y planetaria.

Los primeros pasos de la educación financiera: una base para la vida

La educación financiera empieza con algunos conceptos básicos que deben enseñarse desde el principio y profundizarse progresivamente con el tiempo:

  1. Conocimiento de presupuestos e ingresos

    • Los niños y adolescentes deben entender primero la diferencia entre necesidades y deseos y cómo se pueden asignar los ingresos. Es esencial enseñarles a llevar la cuenta de los gastos, crear presupuestos sencillos y ahorrar para alcanzar un objetivo.
    • Herramientas: Aplicaciones presupuestarias (por ejemplo, Greenlight, GoHenry), diarios de gastos, rastreadores visuales.
  2. El valor del ahorro y el retraso de la gratificación

    • La economía del comportamiento demuestra que aprender a retrasar la gratificación mejora los resultados financieros. Esta lección, si se introduce pronto, se correlaciona con un mejor éxito académico, profesional y financiero.
    • Estudio: El Experimento Marshmallow de Stanford (Mischel, 1972) vinculó la gratificación retardada con el éxito a largo plazo.
  3. Entender el interés y la deuda

    • Pocos jóvenes entienden el interés compuesto, tanto como herramienta de ahorro como trampa de endeudamiento. Explicar cómo funcionan los préstamos, qué significan los intereses y cuáles son los riesgos de las tarjetas de crédito y los préstamos es crucial.
    • Los datos de PISA de la OCDE muestran que los estudiantes en el primer cuartil de conocimientos financieros tienen tres veces menos probabilidades de incurrir en deudas no planificadas en la edad adulta.
  4. Inversiones, riesgo y horizonte temporal

    • Una vez adquiridos los conocimientos financieros básicos, la introducción de conceptos como diversificación, tolerancia al riesgo e inversión a largo plazo sienta las bases para la futura creación de riqueza.
    • Ejemplo: Una inversión de 1.000 dólares en el S&P 500 a los 15 años, con una rentabilidad media del 7%, se convertiría en más de 16.000 dólares a los 50, lo que pone de manifiesto el poder del crecimiento compuesto.
  5. Sistemas económicos y responsabilidad ética

    • La educación actual también debe explicar cómo funciona el sistema financiero, su relación con la política y la sociedad, y la importancia de alinear las opciones financieras con valores sostenibles y éticos.

Por qué estudiar economía es una opción estratégica hoy en día

El estudio de la economía no sólo ofrece oportunidades profesionales. Ofrece una lente a través de la cual podemos interpretar:

  • Inflación y política monetaria: comprender cómo funcionan los bancos centrales, qué significa la inflación y cómo afecta la política monetaria a la vida cotidiana (por ejemplo, los tipos hipotecarios o los salarios).
  • Globalización y cadenas de suministro: la guerra en Ucrania, el COVID-19 y las tensiones en Taiwán han demostrado la fragilidad de las cadenas de suministro globales y su impacto en todo, desde los precios del gas hasta la disponibilidad de alimentos.
  • Desigualdad de ingresos y justicia social: la investigación de Thomas Piketty pone de relieve cómo las estructuras económicas pueden afianzar la desigualdad. La educación económica puede fomentar el pensamiento crítico sobre la equidad, la redistribución y los sistemas fiscales.
  • Finanzas digitales y criptoactivos: Con más de 2 billones de dólares en criptoactivos en todo el mundo (cifras de 2024), las finanzas han alcanzado un nuevo nivel de complejidad. La educación debe evolucionar para cubrir estas tendencias emergentes, incluidas las finanzas descentralizadas (DeFi), el blockchain y las monedas digitales de bancos centrales (CBDC).
  • Empleo juvenil e independencia financiera: Según el Banco Mundial, casi el 60% de los jóvenes de los países de renta baja y media están subempleados o desempleados. Comprender la dinámica macroeconómica ayuda a explicar estos fenómenos y a orientar a los estudiantes para que se desenvuelvan mejor en el mercado laboral.

El auge de las finanzas sostenibles: un cambio de paradigma

Uno de los cambios más profundos en las finanzas internacionales es el auge de las finanzas sostenibles y los criterios ESG (Environmental, Social, Governance). Desde los mandatos normativos hasta las preferencias de los inversores, las finanzas están evolucionando:

  • El Green Deal de la UE y la normativa SFDR exigen ahora transparencia sobre sostenibilidad en los productos financieros.
  • En 2023, los activos ESG globales superaron los 41 billones de dólares (Bloomberg Intelligence) y se espera que alcancen los 50 billones de dólares en 2025, lo que supone un tercio de los AUM (activos bajo gestión) globales.
  • Los bonos sostenibles y los instrumentos de financiación verde han crecido exponencialmente. Solo en 2023, se emitieron más de 600.000 millones de dólares en bonos verdes en todo el mundo.
  • La inversión de impacto -invertir para generar tanto un rendimiento financiero como un impacto social/medioambiental- está en alza, especialmente entre los millennials y la Generación Z, que prefieren carteras alineadas con el valor.

Este cambio hace de la educación financiera no sólo una necesidad para el bienestar personal, sino también una herramienta para la resiliencia planetaria. Los estudiantes necesitan aprender a evaluar críticamente las declaraciones de sostenibilidad, interpretar las puntuaciones ESG y comprender cómo los flujos de capital influyen en los resultados climáticos y de equidad.

Invertir en educación financiera significa invertir en el futuro

La educación financiera no es un lujo, sino un derecho humano en el siglo XXI.

En una era definida por la disrupción, la inflación, la crisis climática y la transformación digital, saber cómo funciona el dinero es tan esencial como leer o escribir.

Educar a la próxima generación en materia financiera significa prepararla para que tome las riendas de su vida, sortee la incertidumbre y se convierta en artífice de un futuro más justo y sostenible.

Como suelen decir los economistas: «Toda elección tiene un coste». El coste de no invertir hoy en educación financiera es demasiado alto para las personas, las familias y las sociedades.

La Escuela Europea de Economía: un catalizador para la conciencia financiera y el liderazgo ético

En consonancia con la acuciante necesidad de replantearse el papel de la educación en un panorama financiero en rápida transformación, la Escuela Europea de Economía (ESE) se ha situado a la vanguardia del cultivo de la conciencia financiera, la mentalidad emprendedora y la responsabilidad ética entre los estudiantes. Con su modelo único que combina el rigor académico con la práctica, el ESE integra la educación financiera en una visión más amplia de transformación personal y social.

Los programas del ESE, desde el nivel universitario hasta el ejecutivo, hacen hincapié en la educación financiera como una habilidad fundamental para la vida, no sólo como una habilidad técnica. El plan de estudios está diseñado para salvar la brecha entre la teoría y la dinámica financiera del mundo real, con un fuerte enfoque en finanzas sostenibles, inversión de impacto y toma de decisiones éticas. Los estudios de casos, las simulaciones y los juegos empresariales se integran en los cursos para fomentar el aprendizaje experimental y el pensamiento estratégico.

Además, el ESE promueve el diálogo intergeneracional e intersectorial a través de iniciativas específicas como el Departamento de Innovación y Sostenibilidad y la One Health ESG Management Academy, que proporcionan a jóvenes y profesionales las herramientas para navegar por las finanzas en la era del cambio climático, la disrupción digital y la desigualdad social.

Mediante la organización de eventos de impacto, alianzas con empresas sostenibles y programas de tutoría con líderes financieros, la ESE actúa como plataforma para el cambio sistémico. Promueve una nueva generación de líderes que entienden que la creación de valor debe incluir no sólo el crecimiento económico, sino también la integridad medioambiental y la justicia social.

De este modo, la Escuela Europea de Economía no se limita a enseñar finanzas, sino que cambia la narrativa cultural de las finanzas, transformándolas en una herramienta de empoderamiento, innovación y responsabilidad planetaria.

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